Como las hojas del abedul: cinco años creciendo con la Cátedra Matilda- Adriana Páez Pino

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Cinco años. Parecen pocos. Pero cuando miro lo que hemos sembrado con la Cátedra Matilda, sé que son cinco años que han abierto caminos que antes no existían.

El pasado 6 de junio de 2025, al conmemorar cinco años desde que concebimos esta iniciativa, quiero detenerme un momento a mirar hacia atrás. Recordar de dónde venimos. Reconocer lo que hemos construido. Y sobre todo, proyectar lo que todavía nos queda por hacer.

Lo que hoy es la Cátedra Matilda no nació de un documento ni de un plan formal. Nació de una pregunta, de un sueño compartido, de la voluntad de transformar. Y fue creciendo paso a paso, con cada conversación, cada página escrita, cada encuentro que sumaba nuevas voces.

Hoy, seis ediciones de libros después, con una comunidad regional consolidada, con aliados institucionales y con una Declaración 2030 que nos proyecta hacia el futuro, siento que hemos cumplido y ampliado ese sueño inicial.

Este blog es mi forma de conmemorar este camino. Y también de invitar a quienes aún no lo conocen a sumarse a este movimiento que transforma, desde la ingeniería, el futuro de nuestra región.

El deseo de un legado y la fuerza de una red

Cuando miro hacia atrás, hay un momento que siempre me resuena como el verdadero inicio de este camino. En 2018, como presidenta de LACCEI, y Roberto Giordano Lerena como presidente de CONFEDI, compartíamos más que el liderazgo de nuestras instituciones. Compartíamos un propósito: dejar un legado.

Queríamos impulsar una transformación que visibilizara el aporte de las mujeres en la ingeniería latinoamericana, que abriera caminos para nuevas generaciones, y que contribuyera a cambiar la manera en que concebimos la profesión en nuestra región.

Fue en una conversación en Río de Janeiro donde nació la idea de construir un primer libro que diera voz a las ingenieras latinoamericanas. Un libro que no solo recogiera historias, sino que inspirara acción.

El impulso se fortaleció en la conferencia anual de LACCEI en Lima. El concepto del Efecto Matilda, lanzado por el Dr. Jose-Luis Guerrero , le puso palabras a esa visión. La firma del convenio CONFEDI-LACCEI y el apoyo de la OEA consolidaron un marco institucional que nos permitió soñar en grande.

El proceso editorial fue el primer gran ejercicio de construcción colectiva. Queríamos que ese libro fuera un espacio donde ingenieras de toda la región pudieran contar sus trayectorias, sus desafíos y sus logros. Cada capítulo que llegaba confirmaba que estábamos tocando una fibra profunda.

Un año más tarde, el 6 de junio de 2020, en plena pandemia, estábamos presentando el segundo libro de Matilda, ahora con la adhesión de ACOFI. Fue en ese acto virtual cuando surgió con fuerza una nueva idea: ¿y si este trabajo colectivo se transformara en una Cátedra Abierta? Miguel Ángel Sosa, en su intervención, nos invitó a pensarlo. Fue solo decirlo… y la energía de colegas de toda América Latina, en cuarentena, se puso a disposición.

En menos de dos meses, en julio de 2020, estábamos constituyendo la Cátedra Abierta Latinoamericana Matilda y las Mujeres en Ingeniería. Un proyecto original, sin igual, sin precedentes, sin planes ni manuales. Pero con una misión clara: promover la igualdad de derechos, oportunidades y espacios para las mujeres en el ámbito académico y profesional, y fomentar las vocaciones por la ingeniería en niñas y jóvenes de América Latina y el Caribe.

Hubo asamblea. Dimos estructura a la Cátedra. Creamos comités temáticos. Elegimos autoridades. Y comenzamos a caminar. A partir de allí fue una explosión de reuniones, actividades, proyectos, conversatorios, conferencias, talleres y hasta un cine-debate.

Todo en la virtualidad que la pandemia imponía. Sin un solo encuentro presencial, fuimos conociéndonos, y los vínculos se fueron fortaleciendo. Encontramos amigos y amigas en todo América Latina. Cooperamos, aprendimos, disfrutamos. Co-construimos la CAL Matilda. Cada una y cada uno puso su aporte, su corazón, su iniciativa.

Hoy la sentimos propia. La sentimos nuestra. Un espacio de trabajo y de esperanza. Un espacio desde donde contribuimos a la sociedad y ponemos, cada día, nuestro granito de arena por un mundo mejor.

Lo que hemos construido

Cuando concebimos la Cátedra Matilda, no imaginábamos hasta dónde podía llegar este movimiento. Hoy, cinco años después, la mirada es clara: hemos construido mucho más que una red académica. Hemos tejido una comunidad con impacto regional.

Uno de los logros más visibles son nuestros seis libros publicados en la serie Matilda. Desde la concepción de la Cátedra en 2020, como iniciativa conjunta de CONFEDI, ACOFI y LACCEI, los libros se editan bajo el marco institucional de la propia Cátedra, consolidando así su identidad editorial como espacio académico de referencia. Cada volumen recoge experiencias, reflexiones, propuestas y voces diversas de mujeres en ingeniería en América Latina y el Caribe. Cada libro ha sido un punto de encuentro y un vehículo de transformación cultural.

Pero Matilda es mucho más que publicaciones. Hemos consolidado una estructura de trabajo viva, con comités temáticos que abordan cuestiones clave:

  • Vocaciones,
  • Educación,
  • Mentoreo,
  • Ejercicio profesional,
  • Comunicación,
  • Investigación.

Desde allí, impulsamos proyectos, eventos, talleres, mentorías y espacios de reflexión. Todo con una característica que nos distingue: la colaboración horizontal y el compromiso genuino de sus integrantes.

Entre los hitos más significativos de este período destaca también la realización de los Simposios de Investigación e Innovación Latinoamericano sobre Mujeres en Ingeniería (SIILMI), impulsados por nuestro Comité de Investigación. A lo largo de estos cinco años, se han organizado tres ediciones del SIILMI, consolidando un espacio propio para la producción y el intercambio de conocimiento con perspectiva de género en ingeniería.

Lejos de cerrar este ciclo, la Cátedra sigue proyectando este espacio con fuerza. De hecho, ya está abierta la convocatoria para la próxima edición del SIILMI, que se celebrará en diciembre de 2025, ratificando nuestro compromiso con la generación de conocimiento situado y con impacto en el ecosistema STEM de América Latina.

A esto se suma el trabajo que hemos impulsado en el terreno de la comunicación y la divulgación. Además de nuestros libros y eventos académicos, la Cátedra ha abierto espacios de conversación más amplios y accesibles, como el podcast oficial de la CAL Matilda, disponible en Spotify.

Este podcast se ha convertido en un puente para llevar las voces, los debates y las experiencias de mujeres en ingeniería a un público más diverso, dentro y fuera del ámbito académico. Es, también, una forma de seguir cumpliendo con uno de los principios que nos ha guiado desde el inicio: hacer visible lo que históricamente ha permanecido invisible.

Hoy, la Cátedra es una red regional consolidada, con presencia en múltiples países de América Latina y el Caribe, y con una comunidad diversa de instituciones, organizaciones y personas comprometidas. Además, cuenta con el acompañamiento de aliados estratégicos, entre ellos la Organización de los Estados Americanos (OEA), como Miembro Asesor Regional.

A esto se suma un trabajo estratégico en alianzas, visibilidad y construcción de conocimiento. La Declaración 2030 marca hoy nuestra hoja de ruta. Nos proyectamos con un compromiso claro: transformar la educación en ingeniería con enfoque de género, impulsar políticas públicas inclusivas, fomentar vocaciones tempranas y promover la innovación tecnológica desde una perspectiva ética y diversa.

Lo que hemos construido en estos cinco años es un espacio de referencia regional. Un espacio que se mueve con flexibilidad, que aprende de sus propias prácticas, y que sigue atrayendo nuevas voces.

Pero sobre todo, hemos construido algo intangible y valioso: una comunidad que cree en el poder de la acción colectiva para cambiar realidades. Porque otra ingeniería es posible. Y la estamos construyendo.

Lo que representa hoy la Cátedra

Cinco años después de su concepción, la Cátedra Matilda es mucho más que una red. Es un espacio vivo, plural y en permanente construcción. Es un territorio de encuentro donde el conocimiento se genera, se comparte y se transforma con propósito.

Matilda representa hoy una comunidad que ha decidido mirar la ingeniería desde una perspectiva ética, situada y con enfoque de igualdad de derechos y oportunidades, aportando no solo a la transformación de la profesión, sino también a la transformación de nuestras sociedades.

Cada iniciativa que hemos impulsado desde los libros hasta los comités temáticos, desde los simposios hasta el podcast responde a una misma convicción: que la equidad no es un adorno, sino un principio técnico, ético y político que debe orientar nuestro trabajo en la educación, la investigación y el ejercicio profesional de la ingeniería.

Lo que hemos construido no pertenece a una institución ni a un grupo cerrado. Pertenece a una comunidad abierta que cree en la acción colectiva como motor de cambio. A una red que se reconoce en su diversidad y que entiende que la verdadera innovación requiere integrar voces, trayectorias y saberes que históricamente han sido invisibilizados.

Hoy, Matilda es referente regional no solo por sus resultados, sino por su forma de hacer:

  • con cooperación genuina,
  • con horizontalidad en el trabajo,
  • con diálogo permanente entre la academia, la profesión y la sociedad.

Y si algo nos enseña este camino recorrido es que el compromiso por la igualdad de derechos y oportunidades en la ingeniería no tiene punto de llegada. Es un proceso continuo, que exige vigilancia, creatividad y capacidad de acción. Por eso seguimos proyectando nuevas iniciativas, consolidando alianzas, ampliando nuestra presencia y acompañando a las próximas generaciones de mujeres en STEM.

En este recorrido, nuestra imagen simbólica la hoja del abedul nos recuerda cada día quiénes somos y qué valores nos sostienen.

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Como esas hojas que, siendo individuales, forman comunidad y familia, la Cátedra es un espacio donde cada integrante aporta su fuerza, su experiencia y su compromiso, colaborando con el resto. Una red que protege, comparte con firmeza, y sabe también jugar con el viento del cambio, moverse y adaptarse a los nuevos desafíos que plantea el contexto regional y global.

Este espíritu de flexibilidad, cooperación y resiliencia es el que nos permite seguir creciendo. Es el que da sentido a las expectativas que soñamos y que siguen impulsando cada nuevo paso de la Cátedra Abierta Latinoamericana Matilda y las Mujeres en Ingeniería.

Matilda es, y seguirá siendo, un espacio que honra su misión fundacional con cada acto, y que reafirma cada día su compromiso con la construcción de una ingeniería más justa, inclusiva y diversa.

Porque sí:

otra ingeniería es posible. Y la estamos construyendo.

Hoy, al mirar este camino recorrido, me siento profundamente agradecida por cada persona que ha sumado su voz, su tiempo y su compromiso a la Cátedra Abierta Latinoamericana Matilda y las mujeres en ingeniería.

Nada de lo que hemos logrado hubiera sido posible sin esa construcción colectiva que es, al final, el verdadero motor de este espacio. Y lo que viene dependerá también de nuestra capacidad de seguir tejiendo comunidad, de abrir nuevos diálogos, de sostener las redes que nos fortalecen.

Invito a quienes leen este blog miembros, aliados, nuevas voces a seguir acompañándonos en este recorrido. Porque la Cátedra no es un proyecto que se mira desde afuera: es una invitación permanente a ser parte de un movimiento que sigue creciendo.

Seguimos construyendo. Y siempre habrá lugar para nuevas hojas en este árbol que es Matilda.

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